La gestión de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) en el Perú enfrenta un doble desafío: por un lado, el rápido aumento de la generación de desechos electrónicos provocada por el consumo masivo de dispositivos; por otro, la capacidad aún limitada de recolectar y reciclar estos residuos de forma segura y sostenible. La correcta valorización de los RAEE no solo reduce la presión sobre los vertederos, sino que también minimiza la liberación de sustancias tóxicas al suelo y al agua, recupera materias primas críticas y contribuye a la transición hacia una economía circular.
1. Volumen creciente de RAEE y niveles de reciclaje
Cada año, el Perú genera más de 100 000 toneladas de RAEE, impulsado por la venta de celulares, computadoras, televisores, electrodomésticos y, más recientemente, scooters y bicicletas eléctricas. Sin embargo, gran parte de estos residuos todavía termina en la basura común o en vertederos informales, donde los componentes peligrosos pueden filtrarse al medio ambiente.
Según el Sistema de Información para la Gestión de Residuos Sólidos (Sigersol) del Ministerio del Ambiente (Minam), el volumen de RAEE reciclado ha crecido de manera constante, pero sigue representando una fracción del total generado:
- 2020: 5 700 toneladas recicladas
- 2022: más de 14 700 toneladas recicladas
- 2023: superó las 20 000 toneladas
- 2024: se valorizó un récord de 25 600 toneladas
A pesar de este avance, el porcentaje de RAEE formalmente gestionado apenas pasó de 2,1% en 2019 a 6,2% en 2023, tras la aprobación de un marco regulatorio y la habilitación de ocho recicladores formales vinculados a sistemas de recolección autorizados.
2. Contaminantes y riesgos ambientales
Los RAEE contienen metales pesados y compuestos peligrosos que, de no tratarse adecuadamente, pueden provocar problemas ambientales y de salud:
- Plomo y cadmio: presentes en baterías, tubos de rayos catódicos y circuitos impresos.
- Mercurio: en interruptores, lámparas fluorescentes y algunos sensores.
- Retardantes de llama bromados en plásticos.
Cuando estos materiales llegan a vertederos informales o se queman para extraer metales, liberan toxinas que contaminan el suelo, las napas freáticas y el aire mediante emisiones de dioxinas y furanos. Estudios de Áreas del norte del Perú han encontrado correlaciones significativas (coeficiente de Spearman 0,363; p < 0,01) entre la insuficiente gestión de RAEE y los indicadores de sustentabilidad ambiental, evidenciando riesgos para la salud humana y la calidad del agua.
3. Recuperación de materias primas y economía circular
El reciclaje formal de RAEE permite recuperar materiales valiosos, reduciendo la necesidad de extracción minera:
- Metales preciosos: oro, plata y platino extraídos de placas de circuitos.
- Cobre y aluminio de cables y disipadores.
- Plásticos libres de retardantes de llama para reutilización industrial.
La valorización de estas fracciones no solo mitiga el agotamiento de recursos críticos, sino que genera una fuente de ingresos adicionales para los gestores de residuos y fomenta la creación de empleos verdes. En 2023, gracias al aumento de los planes de manejo, las plantas de valorización recuperaron más de 1 200 toneladas de cobre y 150 kg de oro, según reportes de recicladores autorizados.
4. Marco normativo y sistemas de gestión
El Decreto Supremo N.° 009-2019-MINAM estableció un Régimen Especial de Gestión de RAEE, definiendo responsabilidades para productores, importadores, comercializadores y operadores de tratamiento. Entre sus principales avances están:
- Responsabilidad Extendida del Productor (REP), obligando a fabricantes a implementar planes de recolección.
- Aprobación de nueve sistemas de manejo de RAEE con planes validados por el Minam.
- Creación de un mapa de puntos de acopio en todo el territorio nacional.
Estas medidas, combinadas con campañas de sensibilización como “Trae tu RAEE”, han permitido ampliar la cobertura de recolección y mejorar la trazabilidad de los residuos, aunque la informalidad del sector sigue siendo una barrera clave.
5. Infraestructura y brechas regionales
La implementación de centros de acopio y plantas de valorización se concentra en Lima y las principales ciudades, dejando zonas rurales y regiones nororientales con escasa cobertura. Según el informe de SRI, la falta de infraestructura y de capacitación técnica en municipios impide replicar el modelo de reciclaje formal más allá del eje costero.
En regiones como Loreto y Madre de Dios, los RAEE terminan en botaderos informales, donde su quema libera contaminantes directamente al ecosistema amazónico, afectando la biodiversidad y la salud de comunidades indígenas.
6. Beneficios para la salud pública y el ambiente
La correcta gestión de RAEE reduce la exposición de poblaciones a metales tóxicos y contaminantes persistentes:
- Disminución de la incidencia de enfermedades respiratorias y cutáneas en trabajadores informales y habitantes aledaños a botaderos.
- Protección de fuentes de agua potable frente a filtraciones de metales pesados y solventes.
- Conservación de suelos agrícolas al prevenir acumulación de contaminantes que afectan la productividad y la seguridad alimentaria.
7. Retos y recomendaciones
Para avanzar hacia un sistema de reciclaje electrónico sostenible, es necesario:
- Fortalecer la fiscalización de los sistemas de manejo, sancionando la informalidad y evitando fugas de RAEE al circuito no regulado.
- Ampliar la infraestructura mediante alianzas público-privadas y cooperación internacional, especialmente en regiones con cobertura baja.
- Impulsar la educación ambiental a nivel escolar y comunitario, promoviendo la cultura del reciclaje electrónico como práctica cotidiana.
- Incentivar la economía circular mediante beneficios tributarios para empresas que inviertan en plantas de valorización y proyectos de innovación para recuperación de materias primas críticas.
- Monitorear y reportar anualmente los indicadores de generación, recolección y reciclaje de RAEE, asegurando transparencia y mejora continua.
El reciclaje electrónico en el Perú ha experimentado un avance significativo tras la creación de un régimen especial de gestión de RAEE y la consolidación de sistemas formales de recolección y valorización. No obstante, el desafío de aumentar la tasa de reciclaje más allá del 6% del volumen generado, eliminar la informalidad y extender la infraestructura al conjunto del territorio nacional es ineludible. La adopción de mejores prácticas, el fortalecimiento institucional y la participación activa de la sociedad civil serán determinantes para convertir el manejo de RAEE en una herramienta eficaz de protección ambiental y de salud pública, así como en un motor de desarrollo económico sostenible.