Los RAEE y la economía circular: una oportunidad para las ONG

La gestión de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) es un pilar fundamental de la economía circular, pues transforma desechos contaminantes en recursos valiosos. Para las organizaciones no gubernamentales (ONG), involucrarse en el ciclo de vida de los RAEE ofrece una vía para generar impacto ambiental y social, movilizar comunidades y atraer financiamiento. A continuación, se detalla cómo las ONG pueden aprovechar esta oportunidad.

1. Sensibilización y educación comunitaria

Las ONG pueden liderar campañas de información para enseñar a la ciudadanía la importancia del reciclaje electrónico:

  • Charlas y talleres en escuelas, universidades y barrios, explicando los riesgos de los RAEE (metales pesados, contaminantes) y los beneficios de la economía circular.
  • Material educativo atractivo (infografías, videos cortos, guías prácticas) que muestre paso a paso cómo preparar y dónde entregar los aparatos.
  • Programas de embajadores locales, capacitando voluntarios para replicar el mensaje en sus redes sociales y vecindarios.

Este enfoque crea conciencia y fortalece la cultura del reciclaje, clave para aumentar las tasas de recolección informal.

2. Creación de puntos de acopio comunitarios

La instalación de mini centros de recolección gestionados por ONG acerca los RAEE a zonas con baja cobertura:

  • Convenios con municipalidades para habilitar espacios públicos (centros culturales, sedes comunitarias) como puntos de acopio.
  • Logística solidaria, coordinando voluntarios y microempresarios locales para recoger periódicamente los aparatos y entregarlos a recicladores autorizados.
  • Registro y trazabilidad, utilizando sencillas apps móviles o planillas compartidas, garantizando transparencia y la generación de reportes para financiadores.

Estos puntos reducen la informalidad y ofrecen a los vecinos un canal seguro para desechar sus dispositivos.

3. Formación y empleo verde

Las ONG pueden desarrollar programas de capacitación técnica que formen a grupos vulnerables en habilidades ligadas al reciclaje electrónico:

  • Cursos de desmontaje seguro de computadoras, celulares y electrodomésticos pequeños.
  • Capacitación en clasificación de materiales, enseñando a identificar metales, plásticos y componentes peligrosos.
  • Talleres de reparación y reacondicionamiento, fomentando emprendimientos locales de refabricación de dispositivos para su venta o donación.

Al vincular esta formación con certificaciones oficiales, las ONG facilitan la inserción laboral en plantas de valorización y talleres de electrónica.

4. Alianzas público-privadas y cooperación internacional

Para escalar sus iniciativas, las ONG pueden forjar alianzas estratégicas:

  • Gobiernos municipales y Ministerio del Ambiente, para alinearse con sistemas de gestión de RAEE y acceder a financiamiento público.
  • Empresas tecnológicas y fabricantes, que deben cumplir con la Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y pueden cofinanciar proyectos de recolección y formación.
  • Agencias de cooperación internacional (PNUD, BID), que ofrecen fondos y asistencia técnica para proyectos de economía circular y desarrollo sostenible.

Estas colaboraciones potencian recursos, legitimidad y alcance de las acciones comunitarias.

5. Innovación social y emprendimientos de impacto

Las ONG pueden incubar startups sociales centradas en el reciclaje electrónico:

  • Modelos de negocio inclusivos, como cooperativas de recicladores que reparten ingresos equitativamente entre sus miembros.
  • Plataformas digitales que conecten donantes de RAEE con talleres de refabricación y compradores de materiales reciclados.
  • Proyectos de up-cycling, transformando componentes electrónicos en arte, mobiliario o joyería sostenible, generando valor agregado y conciencia.

Estos emprendimientos demuestran cómo los RAEE pueden devenir en productos culturales y económicos, promoviendo la economía local.

6. Monitoreo de impacto y visibilidad

Para sostener sus esfuerzos, las ONG deben medir y comunicar resultados:

  • KPIs ambientales: toneladas de RAEE recolectadas, porcentaje destinado a valorización formal, reducción estimada de emisiones y contaminación.
  • KPIs sociales: número de personas capacitadas, empleos verdes generados, ingresos incrementales en cooperativas.
  • Informes transparentes con datos visualizados en dashboards accesibles, permitiendo a donantes y aliados conocer el progreso y replicar el modelo en otras regiones.

Una comunicación efectiva, basada en cifras y testimonios, atrae financiamiento y voluntarios.

7. Abogacía y políticas públicas

Finalmente, las ONG pueden ejercer incidencia política para fortalecer el marco regulatorio:

  • Impulsar la ampliación de la REP hacia nuevas categorías de dispositivos y exigir cuotas mínimas de recolección y valorización.
  • Proponer incentivos fiscales a empresas y ciudadanos que participen en programas formales de reciclaje.
  • Colaborar en la elaboración de decretos y normativas locales que fomenten la inclusión de ONG y cooperativas en la gestión de RAEE.

Influenciar en la política pública garantiza un entorno favorable y sostenible para el reciclaje electrónico.



Los RAEE representan una oportunidad estratégica para las ONG que buscan generar impacto ambiental y social. Mediante sensibilización, creación de puntos de acopio, formación de capital humano, alianzas y advocacy, las organizaciones pueden transformar el manejo de residuos electrónicos en un motor de empleo verde, inclusión social y desarrollo sostenible, consolidando un modelo de economía circular en beneficio de comunidades y ecosistemas.